Siento que soy un océano en movimiento en un cascarón cóncavo: humana. Son muchos los momentos en los que me desbordo en el interior; y mis ojos, que no tienen puertas, dejan fluir el agua que soy. Paulina Meza
Había una vez un amor que nació de un silencio. (Sus múltiples manitas rompieron el aire y emergieron antes que su cabeza omnisapiente. Nació y flotó. Sólo podía verlo al entrecerrar los ojos y aflojar mis puños. Quería, pero no podía tocarlo. Con un soplo me contagió, te contagió, y nos miramos) Sonreíste, cerraste los […]
Bizarras ganas de tener centellas en las yemas de los dedos, de escribirte y de tocarte con las pestañas que retoñan, acomodadas y curvas, cerca de mis dobles puertas. -Paulina Meza