Milano Jewelry Week 2022: Una historia de humor, insomnio, diseño y colaboración. Bueno, y también un poco de lágrimas. Pero les prometo que tendrá un desenlace feliz.
Una mañana de luz tenue en la oficina, o Un día de Enero, así como dijo Shakira, me topé con un post con una invitación a aplicar para Milano Jewelry Week 2022.
Era una imagen muy sencilla, y aún así me brillaron los ojitos. Tenía unos minutos libres entre los pendientes del inicio de año. Me decidí a enviar mi CV, mi portafolio y todos mis datos. Mi parte soñadora es la que se decidió a hacerlo, pero la verdad es que me faltó fé en el momento para creer en mí misma. Acto seguido olvidé que había aplicado.
El 27 de enero a las 10 de la mañana sonó mi celular. Noté que el número de quien llamaba era un +31 y trataba de adivinar si acaso podría ser mi amiga Marieke, que es de los Países Bajos y suele llamarme.
Me sorprendió escuchar que era una chica con acento italiano en su inglés y que me estaba diciendo que les había gustado mucho el estilo de mis piezas…y que les complacía invitarme a participar a Milano Jewelry Week en Octubre. Me explicó varias cosas sobre el evento, que era una exhibición colectiva y concurso, iba a ser dentro del Palazzo Bovara, que esto y que aquello…No me funcionaba muy bien el inglés en ese momento, no podía más que asentir y temblar.
Héctor estaba conmigo en el taller en ese momento y nomás veía sus ojos interrogantes que me miraban. Yo no podía hacer tantas cosas a la vez con las emociones y solo pude escribir en un post it con Sharpie negro : MILANO JEWELRY WEEK!
No le había contado a nadie que había aplicado a MJW, así que nadie de mis amigos ni familia tenía contexto sobre la llamada o el post-it neón.
Lo primero que hice al colgar fue platicarle a Héctor que estaba pasando. Acto seguido, le marqué a mi novio para entre sorpresa y también algunas lágrimas explicarle lo que me acababa de suceder. Me empezaron a entrar miedo y nervios… la chica había mencionado que la inscripción de la participación era de prácticamente dos mil euros. Sin contar el costo de fabricación y diseño de dos piezas nuevas, los viáticos al otro lado del mundo, etcétera… ¿De dónde iba a sacar ese dinero si estábamos en medio de la planeación de una nueva campaña de anillos de compromiso? ¿Valía la pena el compromiso económico para cumplir un sueño así?
¿Se acuerdan de ese meme de ‘Puedo con todo pero primero voy a llorar’? Pues bueno, eso fue lo que sucedió. Entonces, apoyada por mis queridos y cercanos, decidí que sí participaría. Para el 14 de febrero ya había pedido un préstamo para hacer el pago de la mitad de la inscripción y comencé a enviar cartas patrocinio a diferentes empresas y áreas gubernamentales. Luego pasé un par de semanas de estrés porque me retuvieron el dinero en el limbo interbancario por dos semanas…pero de repente un día, me confirmaron que llegó el pago y yo… ¡Me convertí en participante oficial de Milano Jewelry Week 2022!
Sabes, tengo una larga historia de amor con Milán. No había hecho esto consciente hasta ahora que he estado pensando en retrospectiva. En 2014, recién graduada de Diseño Industrial, apliqué al Politécnico de Milano para estudiar una especialidad en diseño de joyas… Me terminaron contratando para trabajar en Up with People y yo, decepcionada de que no había recibido respuesta del Politécnico, tomé el trabajo.
La primera o segunda semana en mi nuevo trabajo en Denver, me llegó la carta de aceptación al programa en Milán. Ya era demasiado tarde.
Después en el verano 2015, al terminar mi contrato con UWP, me quedé en Europa como seis semanas más. Tenía esperanzas de encontrar un internship allá en Milán con una joyera que me gusta mucho. Estuve mandando cartas a diferentes joyerías en Milano y en Amsterdam, pero en especial estuve hablando con esta joyera de Milán. Se le veía curiosidad e interés, así que le dije que la iba a visitar y a dejar mi currículum.
Casi casi solo fui a Milán a presentarme con ella y a dejar mi CV impreso. Sin embargo, ella también me dio la negativa, así como varios joyeros a los que les escribí.
Y ahora, regresando al presente, después de la llamada emocionante que me lleva de nuevo a Milán, la pregunta era ¿Qué voy a enviar a la exhibición? *Se desmaya en español*
La mujer que me habló por teléfono para avisarme de mi selección para el evento me había mencionado la opción de enviar piezas que ya tuviese hechas…pero…¿Cuál sería la emoción de eso? Sentí desde el inicio que habría que crear piezas nuevas y empujarme a mí misma a crear.
Justamente el año pasado me había estado quejando hasta hartarme conmigo misma de que he diseñado menos que otros años. Cuando empiezas con tu negocio a veces sacrificas diseñar ciertas cosas por miedo a que no se venda, en ocasiones me he ido a la segura…
Pero bueno, las ganas de hacer algo nuevo no me quitaban el dilema. Seguí dándole vueltas al asunto.
Después de una cantidad embarazosa de noches de insomnio, pensé en una colección trunca de emojis que nunca terminé de hacer y que tienen un lugar especial en mi almanaque de diseños.
Hablé con mi amigo Apolo Ibargüen (@ibargu3d), un as del modelado 3D y también excelente diseñador industrial. Le platiqué la idea y se emocionó conmigo para entrarle como colaborador a la pieza 1 que habría de enviar.
Le platiqué que quería escalar un diseño de un anillo de emoji hasta el tamaño de un brazalete gigante. Mi idea era imprimir en 3D el brazalete y no pasarlo a metal, si no, dejarlo en material plástico para aprovechar el color neón. También me interesaba seguir investigando una tendencia de plásticos, alegoría, joyería DIY y sustentabilidad que viene desarrollándose a raíz de la pandemia.
Mis hermanos justo tienen un emprendimiento relacionado a la impresión 3D, y raudamente se sumaron a la colaboración de la pieza. Automatics for Life (@automaticsforlife) se convirtió en el partner tecnológico del brazalete.
El diseño original del anillo de emoji llevaba una piedra redonda en el centro, pero, ahora que el diseño sería de casi 5 centímetros de radio, pensé que sería muy interesante generar una pieza tipo ‘piedra’ pero de plástico. Entonces recordé que a inicios de año había tenido una llamada con unas chicas de CDMX que tienen su marca en la que elaboran piezas de joyería y artículos con plástico reciclado.
Ellas eran las indicadas para colaborar y generar esta ‘piedra’ de plástico y entonces, también Antrópica (@antropica.eco.mx) entró con muchas ganas a la colaboración.
Les envié planos y estuvimos trabajando varios meses en remoto hasta que se logró la pieza que visioné.
Fue dificilísimo lograr un mecanismo que necesitábamos para lograr la pieza y también fue muy complicado imprimir la pieza y que saliera con la resolución necesaria. Calculo que imprimimos más de 20 pruebas.
Debía de terminar todo y enviarlo a Milán para Junio 2022, y yo solamente veía como pasaban los días y las semanas entre juntas remotas y juntas presenciales con Apolo, Dulce, las chicas de Antrópica y el taller de Automatics for Life.
A la par que estaban sucediendo colaboraciones con tantas personas, estaba sucediendo otra colaboración para la pieza número dos: mi amiga y maestra del Sarape, Dulce Esmeralda Tobías(@maria_vencata), se encontraba ayudándome a traer a la realidad un sarape para un maxi-collar tipo pechera que llevaría metal sobre el textil.
Quise hacer la segunda pieza como un homenaje al estado en el que vivo, a sus colores y a su objeto cultural que lo distingue: el Sarape.
También colaboramos para esta pieza a distancia, tuvimos llamadas, muchas conversaciones de chat y un rebote de ideas hasta que se logró llegar al diseño final. Le envié medidas y colores. Dulce se puso a trabajar en dos sarapes iguales desde su taller en Saltillo y finalmente me los envió con un contacto que maneja tráilers y pasaba por Torreón. Me hace sonreír pensar en la anécdota, pero ha habido que ser muy creativa para lograr esto sin presupuesto.
Yo en mi taller me puse a trabajar en la pieza frontal en metal. Después de muchas horas de trabajo, y ya presentando la pieza sobre el sarape, me di cuenta de que no se veía bien mi idea inicial y tuve que repensar todo.
En mis bosquejos vi una forma geométrica unida a unas estrellas. Saqué mi laptop y me puse a dibujar en limpio, lo imprimí a las medidas necesarias, hice algunas pruebas y me aventé el collar. No había tiempo para llorar.
Terminé el collar un viernes con ayuda también de otra amiga de la Asociación de Plata y su taller, asimismo con la ayuda de una costurera que me ayudó a coser la pieza de metal al sarape…y al día siguiente era la despedida de soltera de una amiga en la mañana, tenía la sesión de fotos con las piezas literalmente recién terminadas…y a las 5pm salía mi vuelo a San Antonio para irme a dar clases por el verano.
Tuvimos la sesión de fotos con la fotógrafa Estefanía Cuaraqui (@only_hoop) ese sábado muy, muy temprano. Desde las 7am yo ya estaba lista, hicimos las fotos en un par de horas y así como estaba vestida me fui al desayuno de la celebración de una de mis mejores amigas.
Estuve ahí otro par de horas y mi cuñada me llevó a la casa a comer rápido y por mis maletas, y antes de que dieran las 6pm ya estaba trepada en un avión con todo y mis piezas terminadas…lista para enviarlas a Milán.
Nada más acordarme de ese día y de todo el trabajo que ha sido, me estreso un poco. Hasta suspiré…Pero qué creen. Hay más. Me enfermé en el Camp y tuve que pedir favores para que me llevaran el paquete a Fedex. Me salió carísimo. Después de eso, me detuvieron mis piezas en un FedEx random en Milán por dos semanas… Hablé todos los días a Servicio al Cliente, repitiendo la misma historia y sin saber nada seguro. Neta no dormí muchos días.
Hasta que al fin me enviaron un correo que las habían recibido en la oficina de Prodes Italia, quien organiza Milano Jewelry Week.
Si ya llegaste hasta aquí, te agradezco que me hayas acompañado en la aventura. En este momento, estoy por comprar el vuelo. Estoy en pláticas con algunos patrocinadores y tengo una rifa para reunir fondos que se consumará el 30 de Septiembre de 2022.
Me siento aliviada de que logré enviar los diseños, y muy agradecida con Apolo, con Néstor, con Miguel, con Dulce, con Enrique, con Karen, Andrea y Paola. También gracias a mi novio que ha creído mucho en mí aunque a veces a mí me falte fé. Sin el apoyo de todos no habría logrado las piezas y la aventura que ha sido este año hasta ahora. También me he sentido muy apoyada por mi comunidad de amigos, de clientes y familiares que han aportado a la campaña de GoFundme.
https://www.gofundme.com/f/paulina-meza-joyera-milano-jewelry-week-2022
Mil gracias por leerme y…espero en Octubre enviarles muchas fotos de mi viaje a Milán. Síganme para saber más sobre esta continuación feliz, porque…Final no creo que sea.
Un abrazo,
Pau