¡Hola! Mi nombre es Gabriela Arriola, joyera lagunera. Después de haber trabajado 32 años como maestra de preescolar, conocí este hermoso arte que es la joyería.
Hoy quiero hablarles un poco sobre un tema que me encanta: Las 3 joyas más famosas de la historia.
Desde la antigüedad, las joyas han sido sinónimo de prestigio y riqueza para la mayoría de civilizaciones. No sólo son una pieza de decoración, sino también un símbolo de poder. Por esto último es que diversos aristócratas, monarcas y familias de la alta sociedad las han portado desde tiempos inmemorables, y algunas de estas piedras han sido catalogadas incluso como las más importantes de la humanidad debido a su valor histórico y a las leyendas que giran en torno a ellas.
El diamante Hope
Es conocido también como el diamante azul, debido a su intenso y precioso tono azul intenso. El origen de esta joya es proveniente de la India, y se decía que el diamante adornaba la frente de un ídolo hindú, sin embargo, su peso de 45 quilates y su hermosura no son en realidad la causa de que sea tan conocido.
Se dice que sobre él recae una maldición que afecta a quienquiera que llegue a poseerlo. Muertes trágicas, enfermedades, problemas financieros graves y otras desgracias completamente inesperadas son las cosas que puede esperar todo aquel que sea dueño de esta joya.
Su primer víctima fue Jean-Baptiste Tavernier, quien sufrió un ataque por una feroz manada de perros al realizar un viaje a la India. Después, pasó a ser posesión del rey francés Luis XIV, quien tratando de acabar con la mala fortuna de la gema, redujo sus 112,5 quilates a 67,5, además de prestarlo con regularidad a sus colegas. La princesa Lambrelle, que fue una de las personas que más lo lució, terminó apaleada por el pueblo, mientras que el propio rey murió arruinado y despreciado.
En 1980 el Diamante fue comprado por el banquero y coleccionista Henry Thomas Hope, de quién adquirió el nombre, Diamante Hope. Lo obtuvo por nada menos que 150,000 dólares. Tiempo después, por malos negocios, su familia terminaría en la ruina, acusando de esto al diamante, que después de un tiempo llegó a las manos del magnate americano Ned McLean. Poco después de adquirirlo, su hijo moriría en un accidente de coche, y su hija por una sobredosis. El propio McLean terminó en un manicomio y la joya quedó como parte de la herencia para sus nietos.
Su último comprador, Harry Winston optó por donarlo a una Institución Smithsoniana, a la que todavía hoy pertenece. Actualmente, se encuentra exhibido en el Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana.
La Perla Peregrina
La Perla Peregrina es considerada la más famosa del mundo debido a su gran tamaño e inigualable belleza. Fue descubierta en Panamá en 1515, y ofrecida al rey Felipe II, viajando desde América Latina hasta Europa.
No obstante, las aventuras de esta joya no terminaron aquí, ya que posteriormente sería adquirida por la reina de Inglaterra, María Tudor, y después, incluso, Napoléon III. En 1969 pasó a ser posesión de Elizabeth Taylor como regalo de cumpleaños, razón por la que se le llamó Perla Peregrina, una perla que ha viajado entre continentes.
Los huevos de pascua de Fabergé
Los huevos de pascua de Fabergé son parte de una impresionante colección de joyería creada por Carl Fabergé como trabajo para los zares de Rusia y otros miembros de la burguesía. Fueron creados entre 1885 y 1917, y desde entonces han cautivado la atención de todos por su belleza y detalle.
La colección, que consta de 69 piezas, fue lograda utilizando diversos materiales, como lo son el níquel, el cobre, el acero, el oro, el platino, la plata y el paladino. A su vez, las piedras utilizadas también eran muy diversas, zafiros, rubíes, esmeraldas y diamantes decoraban los huevos, demostrando así el inmenso talento que poseía Carl, quien fue nombrado joyero oficial de la casa real después de ganar la medalla de oro en una exposición de joyería.
Como conclusión, en lo personal me inspira muchísimo ver estas obras tan hermosas y sobretodo poder compartirlas con el resto del mundo. Considero que son piezas con un alto valor cultural e histórico y poder recordarlas y hablar de ellas es algo que encuentro simplemente asombroso y ciertamente lo disfruto mucho. A mi hija y a mí nos encanta leer diversos artículos de joyería y otro tipo de artes e historia así que es también una de las razones por las que me decidí por este tema.
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